Segundas Vísperas XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Segundas Vísperas

Invocación inicial

V.Dios mío, ven en mi auxilio.

R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

¿Qué ves en la noche,

dinos, centinela?


Dios como un almendro

con la flor despierta;

Dios que nunca duerme

busca quien no duerma,

y entre las diez vírgenes

solo hay cinco en vela.


¿Qué ves en la noche,

dinos, centinela?


Gallos vigilantes

que la noche alertan.

Quien negó tres veces

otras tres confiesa,

y pregona el llanto

lo que el miedo niega.


¿Qué ves en la noche,

dinos, centinela?


Muerto le bajaban

a la tumba nueva.

Nunca tan adentro

tuvo al sol la tierra.

Daba el monte gritos,

piedra contra piedra.


¿Qué ves en la noche,

dinos, centinela?


Vi los cielos nuevos

y la tierra nueva.

Cristo entre los vivos,

y la muerte muerta.

Dios en las criaturas,

¡y eran todas buenas! Amén.

Himno latino

Lucis creátor óptime,

lucem diérum próferens,

primórdiis lucis novæ

mundi parans oríginem;


Qui mane iunctum vésperi

diem vocári praécipis:

tætrum chaos illábitur;

audi preces cum flétibus.


Ne mens graváta crímine

vitæ sit exsul múnere,

dum nil perénne cógitat

seséque culpis ílligat.


Cælórum pulset íntimum,

vitále tollat praémium;

vitémus omne nóxium,

purgémus omne péssimum.


Præsta, Pater piíssime,

Patríque compar Únice,

cum Spíritu Paráclito

regnans per omne saéculum. Amen.

Salmodia

Ant. 1. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha». Aleluya. *

Salmo 109, 1-5. 7

El Mesías, Rey y Sacerdote

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1 Cor 15, 25).


Oráculo del Señor a mi Señor:

«Siéntate a mi derecha,

* y haré de tus enemigos

estrado de tus pies».

Desde Sion extenderá el Señor

el poder de tu cetro:

somete en la batalla a tus enemigos.


«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,

entre esplendores sagrados;

yo mismo te engendré, como rocío,

antes de la aurora».


El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:

«Tú eres sacerdote eterno,

según el rito de Melquisedec».


El Señor a tu derecha, el día de su ira,

quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,

por eso levantará la cabeza.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha». Aleluya.

Ant. 2. El Señor, piadoso y clemente, ha hecho maravillas memorables. Aleluya.

Salmo 110

Grandes son las obras del Señor

Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente (Ap 15, 3).


Doy gracias al Señor de todo corazón,

en compañía de los rectos, en la asamblea.

Grandes son las obras del Señor,

dignas de estudio para los que las aman.


Esplendor y belleza son su obra,

su generosidad dura por siempre;

ha hecho maravillas memorables,

el Señor es piadoso y clemente.


Él da alimento a sus fieles,

recordando siempre su alianza;

mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,

dándoles la heredad de los gentiles.


Justicia y verdad son las obras de sus manos,

todos sus preceptos merecen confianza:

son estables para siempre jamás,

se han de cumplir con verdad y rectitud.


Envió la redención a su pueblo,

ratificó para siempre su alianza,

su nombre es sagrado y temible.


Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,

tienen buen juicio los que lo practican;

la alabanza del Señor dura por siempre.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor, piadoso y clemente, ha hecho maravillas memorables. Aleluya.

Ant. 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.

Cántico

Cf. Ap 19, 1-2. 5-7

Las bodas del Cordero

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,

porque sus juicios son verdaderos y justos.

Aleluya.


Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos,

los que le teméis, pequeños y grandes.

Aleluya.


Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,

alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

Aleluya.


Aleluya.

Llegó la boda del Cordero,

su esposa se ha embellecido.

Aleluya.


Aleluya.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Aleluya.

Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.

Lectura breve

1 Pe 1, 3-5


Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.

Responsorio

V.Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

R.Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

V.Digno de gloria y alabanza por los siglos.

R.En la bóveda del cielo.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R.Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

Cántico evangélico

Ant. El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra, es la semilla más pequeña, pero después brota y se hace más alta que las demás hortalizas.

O bien, en el presente año B se puede utilizar la siguiente antífona:

Con muchas parábolas Jesús exponía la palabra, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

Magníficat

Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, 

  mi salvador;

porque ha mirado la humillación 

  de su esclava.


Desde ahora me felicitarán 

  todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho 

  obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.


Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.


Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

—como lo había prometido 

  a nuestros padres—

en favor de Abrahán 

  y su descendencia por siempre.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra, es la semilla más pequeña, pero después brota y se hace más alta que las demás hortalizas.

O bien, en el presente año B se puede utilizar la siguiente antífona:

Con muchas parábolas Jesús exponía la palabra, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

Preces o intercesiones

V.Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor, y digámosle con alegría:

R.Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.

1.Te damos gracias, Señor, porque, a través del mundo, nos has revelado tu poder y tu gloria;

haz que sepamos ver tu providencia en los avatares del mundo.

R.Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.

2.Tú que, por la victoria de tu Hijo en la cruz, anunciaste la paz al mundo,

líbranos de toda desesperación y de todo temor.

R.Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.

3.A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,

concédeles que cooperen, con sinceridad y concordia, en la edificación de un mundo mejor.

R.Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.

4.Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a los hambrientos, fortalece a los débiles,

para que en todos se manifieste el triunfo de la cruz.

R.Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.

Antes de la petición por los difuntos pueden añadirse intenciones particulares que concluyen con la respuesta propuesta más arriba.

R.Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.

5.Tú que, al tercer día, resucitaste gloriosamente a tu Hijo del sepulcro,

haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.

R.Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.

Oración dominical

V.Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Señor nos enseñó:


Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra 

  como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación

y líbranos del mal.

Oración conclusiva

V.Oh, Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha con bondad nuestras súplicas y, pues sin ti nada puede la fragilidad de nuestra naturaleza, concédenos siempre la ayuda de tu gracia, para que, al poner en práctica tus mandamientos, te agrademos con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

R.Amén.

Conclusión

1.En la recitación individual, o si el que preside no es un ministro ordenado, se concluye:

V.El Señor nos bendiga, 

  nos guarde de todo mal

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

2.Si el que preside es un ministro ordenado, bendice al pueblo diciendo:

V.El Señor esté con vosotros.

R.Y con tu espíritu.

V.La paz de Dios, 

  que sobrepasa todo juicio, 

custodie vuestros corazones 

  y vuestros pensamientos 

en el conocimiento y el amor de Dios 

y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R.Amén.

V.Y la bendición 

  de Dios todopoderoso, 

Padre, Hijo

V.+

V.y Espíritu Santo,

descienda sobre vosotros 

  y os acompañe siempre.

R.Amén.

Si se despide a la asamblea se añade:

Podéis ir en paz.

R.Demos gracias a Dios.


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