Primeras Vísperas DOMINGO SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO, solemnidad

 DOMINGO SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO, solemnidad

Primeras Vísperas

Invocación inicial

V.Dios mío, ven en mi auxilio.

R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

I [II]

Cantemos al Amor de los amores,

cantemos al Señor.

¡Dios está aquí! Venid, adoradores;

adoremos a Cristo Redentor.


¡Gloria a Cristo Jesús! Cielos y tierra,

bendecid al Señor.

¡Honor y gloria a ti, Rey de la gloria;

amor por siempre a ti, Dios del amor!


¡Oh Luz de nuestras almas! ¡Oh Rey de las victorias!


¡Oh Vida de la vida y Amor de todo amor!

¡A ti, Señor, cantamos, oh Dios de nuestras glorias;


tu nombre bendecimos, oh Cristo Redentor!

¿Quién como tú, Dios nuestro? Tú reinas y tú imperas;


aquí te siente el alma; la fe te adora aquí.

¡Señor de los ejércitos, bendice tus banderas!

¡Amor de los que triunfan, condúcelos a ti! Amén.

II [II]

Que la lengua humana

cante este misterio:

la preciosa sangre

y el precioso cuerpo.

Quien nació de Virgen

Rey del universo,

por salvar al mundo,

dio su sangre en precio.


Se entregó a nosotros,

se nos dio naciendo

de una casta Virgen;

y, acabado el tiempo,

tras haber sembrado

la palabra al pueblo,

coronó su obra

con prodigio excelso.


Fue en la última cena

—ágape fraterno—,

tras comer la Pascua

según mandamiento,

con sus propias manos

repartió su cuerpo,

lo entregó a los Doce

para su alimento.


La Palabra es carne

y hace carne y cuerpo

con palabra suya

lo que fue pan nuestro.

Hace sangre el vino,

y, aunque no entendemos,

basta fe, si existe

corazón sincero.


Adorad postrados

este Sacramento.

Cesa el viejo rito;

se establece el nuevo.

Dudan los sentidos

y el entendimiento:

que la fe lo supla

con asentimiento.


Himnos de alabanza,

bendición y obsequio;

por igual la gloria

y el poder y el reino

al eterno Padre

con el Hijo eterno

y el divino Espíritu

que procede de ellos. Amén.

Himno latino

Pange, lingua, gloriósi

córporis mystérium,

sanguinísque pretiósi,

quem in mundi prétium

fructus ventris generósi

Rex effúdit géntium.


   Nobis datus, nobis natus

ex intácta Vírgine,

et in mundo conversátus,

sparso verbi sémine,

sui moras incolátus

miro clausit órdine.


   In suprémæ nocte cenæ

recúmbens cum frátribus,

observáta lege plene

cibis in legálibus,

cibum turbæ duodénæ

se dat suis mánibus.


   Verbum caro panem verum

verbo carnem éfficit,

fitque sanguis Christi merum,

et, si sensus déficit,

ad firmándum cor sincérum

sola fides súfficit.


   Tantum ergo sacraméntum

venerémur cérnui,

et antíquum documéntum

novo cedat rítui;

præstet fides suppleméntum

sénsuum deféctui.


   Genitóri Genitóque

laus et iubilátio,

salus, honor, virtus quoque

sit et benedíctio;

procedénti ab utróque

compar sit laudátio. Amen.

Salmodia

Ant. 1. El Señor, piadoso y clemente, da alimento a sus fieles en recuerdo de sus maravillas.

Salmo 110


Doy gracias al Señor de todo corazón,

en compañía de los rectos, en la asamblea.

Grandes son las obras del Señor,

dignas de estudio para los que las aman.


Esplendor y belleza son su obra,

su generosidad dura por siempre;

ha hecho maravillas memorables,

el Señor es piadoso y clemente.


Él da alimento a sus fieles,

recordando siempre su alianza;

mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,

dándoles la heredad de los gentiles.


Justicia y verdad son las obras de sus manos,

todos sus preceptos merecen confianza:

son estables para siempre jamás,

se han de cumplir con verdad y rectitud.


Envió la redención a su pueblo,

ratificó para siempre su alianza,

su nombre es sagrado y temible.


Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,

tienen buen juicio los que lo practican;

la alabanza del Señor dura por siempre.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor, piadoso y clemente, da alimento a sus fieles en recuerdo de sus maravillas.

Ant. 2. El Señor ha puesto paz en las fronteras de la Iglesia y nos sacia con flor de harina.

Salmo 147

Glorifica al Señor, Jerusalén;

alaba a tu Dios, Sion:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;

ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.


Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz;

manda la nieve como lana,

esparce la escarcha como ceniza;


hace caer el hielo como migajas

y con el frío congela las aguas;

envía una orden, y se derriten;

sopla su aliento, y corren.


Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor ha puesto paz en las fronteras de la Iglesia y nos sacia con flor de harina.

Ant. 3. Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Aleluya.

Cántico

Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a


Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,

el que eres y el que eras,

porque has asumido el gran poder

y comenzaste a reinar.


Se encolerizaron las gentes,

llegó tu cólera,

y el tiempo de que sean juzgados los muertos,

y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,

y a los santos y a los que temen tu nombre,

y a los pequeños y a los grandes,

y de arruinar a los que arruinaron la tierra.


Ahora se estableció la salud y el poderío,

y el reinado de nuestro Dios,

y la potestad de su Cristo;

porque fue precipitado

el acusador de nuestros hermanos,

el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.


Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero

y por la palabra del testimonio que dieron,

y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.

Por esto, estad alegres, cielos,

y los que moráis en sus tiendas.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Aleluya.

Lectura breve

1 Cor 10, 16-17


El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.

Responsorio

V.Les dio pan del cielo. Aleluya, aleluya.

R.Les dio pan del cielo. Aleluya, aleluya.

V.El hombre comió pan de ángeles.

R.Aleluya, aleluya.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R.Les dio pan del cielo. Aleluya, aleluya.

Cántico evangélico

Ant. ¡Qué bueno es, Señor, tu espíritu! Para demostrar a tus hijos tu ternura, les has dado un pan delicioso bajado del cielo, que colma de bienes a los hambrientos, y deja vacíos a los ricos hastiados.

Magníficat

Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, 

  mi salvador;

porque ha mirado la humillación 

  de su esclava.


Desde ahora me felicitarán 

  todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho 

  obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.


Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.


Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

—como lo había prometido 

  a nuestros padres—

en favor de Abrahán 

  y su descendencia por siempre.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. ¡Qué bueno es, Señor, tu espíritu! Para demostrar a tus hijos tu ternura, les has dado un pan delicioso bajado del cielo, que colma de bienes a los hambrientos, y deja vacíos a los ricos hastiados.

Preces o intercesiones

V.Cristo nos invita a todos a su cena, en la cual entrega su cuerpo y su sangre para la vida del mundo. Digámosle:

R.Cristo, pan celestial, danos la vida eterna.

1.Cristo, Hijo de Dios vivo, que mandaste celebrar la cena eucarística en memoria tuya,

enriquece a tu Iglesia con la constante celebración de tus misterios.

R.Cristo, pan celestial, danos la vida eterna.

2.Cristo, sacerdote único del Altísimo, que encomendaste a los sacerdotes ofrecer tu sacramento,

haz que su vida sea fiel reflejo de lo que celebran sacramentalmente.

R.Cristo, pan celestial, danos la vida eterna.

3.Cristo, maná del cielo, que haces que formemos un solo cuerpo todos los que comemos del mismo pan,

refuerza la paz y la armonía de todos los que creemos en ti.

R.Cristo, pan celestial, danos la vida eterna.

4.Cristo, médico celestial, que por medio de tu pan nos das un remedio de inmortalidad y una prenda de resurrección,

devuelve la salud a los enfermos y la esperanza viva a los pecadores.

R.Cristo, pan celestial, danos la vida eterna.

Antes de la petición por los difuntos pueden añadirse intenciones particulares que concluyen con la respuesta propuesta más arriba.

R.Cristo, pan celestial, danos la vida eterna.

5.Cristo, rey venidero, que mandaste celebrar tus misterios para proclamar tu muerte hasta que vuelvas,

haz que participen de tu resurrección todos los que han muerto en ti.

R.Cristo, pan celestial, danos la vida eterna.

Oración dominical

V.Y ahora digamos todos juntos la oración que Cristo, el Señor, nos ha enseñado:


Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra 

  como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación

y líbranos del mal.

Oración conclusiva

V.Oh, Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos.

R.Amén.

Conclusión

1.En la recitación individual, o si el que preside no es un ministro ordenado, se concluye:

V.El Señor nos bendiga, 

  nos guarde de todo mal

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

2.Si el que preside es un ministro ordenado, bendice al pueblo diciendo:

V.El Señor esté con vosotros.

R.Y con tu espíritu.

V.La paz de Dios, 

  que sobrepasa todo juicio, 

custodie vuestros corazones 

  y vuestros pensamientos 

en el conocimiento y el amor de Dios 

y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R.Amén.

V.Y la bendición 

  de Dios todopoderoso, 

Padre, Hijo

V.+

V.y Espíritu Santo,

descienda sobre vosotros 

  y os acompañe siempre.

R.Amén.

Si se despide a la asamblea se añade:

Podéis ir en paz.

R.Demos gracias a Dios.


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