Laudes VIERNES SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, solemnidad

 VIERNES SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, solemnidad

Laudes

Si las Laudes empiezan con el Invitatorio se omite la siguiente invocación y se dice el himno.

Invocación inicial

V.Dios mío, ven en mi auxilio.

R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

Hoy, para rondar la puerta

de vuestro santo costado,

Señor, un alma ha llegado

de amores de un muerto muerta.


Asomad el corazón,

Cristo, a esa dulce ventana,

oiréis de mi voz humana

una divina canción.


Muerto estáis, por eso os pido

el corazón descubierto,

para perdonar despierto,

para castigar dormido.


Si decís que está velando

cuando vos estáis durmiendo,

¿quién duda que estáis oyendo

a quien os canta llorando?


Y, aunque él se duerma, Señor,

el amor vive despierto;

que no es el amor el muerto,

¡vos sois el muerto de amor!


Que, si la lanza, mi Dios,

el corazón pudo herir,

no pudo el amor morir,

que es tan vida como vos.


Anduve de puerta en puerta

cuando a vos no me atreví;

pero en ninguna pedí

que la hallase tan abierta.


Pues, como abierto os he visto,

a Dios quise entrar por vos:

que nadie se atreve a Dios

sin poner delante a Cristo.


Y aun este, lleno de heridas,

porque sienta el Padre eterno

que os cuestan, Cordero tierno,

tanta sangre nuestras vidas.


Gloria al Padre omnipotente,

gloria al Hijo redentor,

gloria al Espíritu Santo:

tres Personas, solo un Dios. Amén.

Himno latino

Iesu, auctor cleméntiæ,

totíus spes lætítiæ,

dulcóris fons et grátiæ,

veræ cordis delíciæ:


   Iesu, spes pæniténtibus,

quam pius es peténtibus,

quam bonus te quæréntibus;

sed quid inveniéntibus?


   Tua, Iesu, diléctio,

grata mentis reféctio,

replet sine fastidio,

dans famen desidério.


   O Iesu dilectíssime,

spes suspirántis ánimæ,

te quærunt piæ lácrimæ,

te clamor mentis íntimæ.


   Mane nobíscum, Dómine,

Mane novum cum lúmine,

pulsa noctis calígine

mundum replens dulcédine.


   Iesu, summa benígnitas,

mira cordis iucúnditas,

incomprehénsa bónitas,

tua nos stringit cáritas.


   Iesu, flos Matris vírginis,

amor nostræ dulcédinis,

laus tibi sine términis,

regnum beatitúdinis. Amen.

Ant. 1. Jesús, en pie, gritaba: «El que tenga sed, que venga a mí y beba».

Salmo 62, 2-9

El alma sedienta de Dios

Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.


Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,

mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti,

como tierra reseca, agostada, sin agua.


¡Cómo te contemplaba en el santuario

viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida,

te alabarán mis labios.


Toda mi vida te bendeciré

y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca,

y mis labios te alabarán jubilosos.


En el lecho me acuerdo de ti

y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio,

y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti,

y tu diestra me sostiene.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Jesús, en pie, gritaba: «El que tenga sed, que venga a mí y beba».

Ant. 2. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Cántico

Dan 3, 57-88. 56

Toda la creación alabe al Señor

Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5).


Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.


Ángeles del Señor, bendecid al Señor;

cielos, bendecid al Señor.


Aguas del espacio, bendecid al Señor;

ejércitos del Señor, bendecid al Señor.


Sol y luna, bendecid al Señor;

astros del cielo, bendecid al Señor.


Lluvia y rocío, bendecid al Señor;

vientos todos, bendecid al Señor.


Fuego y calor, bendecid al Señor;

fríos y heladas, bendecid al Señor.


Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;

témpanos y hielos, bendecid al Señor.


Escarchas y nieves, bendecid al Señor;

noche y día, bendecid al Señor.


Luz y tinieblas, bendecid al Señor;

rayos y nubes, bendecid al Señor.


Bendiga la tierra al Señor,

ensálcelo con himnos por los siglos.


Montes y cumbres, bendecid al Señor;

cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.


Manantiales, bendecid al Señor;

mares y ríos, bendecid al Señor.


Cetáceos y peces, bendecid al Señor;

aves del cielo, bendecid al Señor.


Fieras y ganados, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.


Hijos de los hombres, bendecid al Señor;

bendiga Israel al Señor.


Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;

siervos del Señor, bendecid al Señor.


Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.


Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.


Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,

ensalcémoslo con himnos por los siglos.


Bendito el Señor en la bóveda del cielo,

alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Al final de este cántico no se dice "Gloria al Padre".

Ant. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Ant. 3. Hijo, dame tu corazón, y tus ojos guarden mis caminos.

Salmo 149

Alegría de los santos

Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio).


Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sion por su Rey.


Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes.


Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca

y espadas de dos filos en las manos:


para tomar venganza de los pueblos

y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas,

a los nobles con esposas de hierro.


Ejecutar la sentencia dictada

es un honor para todos sus fieles.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Hijo, dame tu corazón, y tus ojos guarden mis caminos.

Lectura breve

Jer 31, 33


Así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días —oráculo del Señor—: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

Responsorio

V.Cargad con mi yugo y aprended de mí.

R.Cargad con mi yugo y aprended de mí.

V.Que soy manso y humilde de corazón.

R.Y aprended de mí.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R.Cargad con mi yugo y aprended de mí.

Cántico evangélico

Ant. Por su entrañable misericordia, nos ha visitado Dios y ha redimido a su pueblo. Aleluya.

Benedictus

Lc 1, 68-79

El Mesías y Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado 

  y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación 

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.


Es la salvación que nos libra 

  de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

realizando la misericordia

que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró 

  a nuestro padre Abrahán.


Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.


Y a ti, niño, te llamarán profeta 

  del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.


Por la entrañable misericordia 

  de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Por su entrañable misericordia, nos ha visitado Dios y ha redimido a su pueblo. Aleluya.

Preces para consagrar a Dios el día y el trabajo

V.Invoquemos, hermanos, a Jesús, que es manso y humilde de corazón, y pidámosle:

R.Rey amantísimo, ten piedad de nosotros.

1.Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad,

haz que participemos del mismo ser de Dios.

R.Rey amantísimo, ten piedad de nosotros.

2.Jesús, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer,

haznos conocer, mediante la Iglesia, la multiforme sabiduría de Dios.

R.Rey amantísimo, ten piedad de nosotros.

3.Jesús, hijo amado y predilecto del Padre,

haz que escuchemos siempre tus palabras.

R.Rey amantísimo, ten piedad de nosotros.

4.Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido,

danos con abundancia la gracia y la verdad del Padre.

R.Rey amantísimo, ten piedad de nosotros.

5.Jesús, fuente de vida y santidad,

haznos santos e irreprochables por el amor.

R.Rey amantísimo, ten piedad de nosotros.

Pueden añadirse intenciones particulares que concluyen con la respuesta propuesta más arriba.

R.Rey amantísimo, ten piedad de nosotros.

Oración dominical

V.Y ahora digamos todos juntos la oración que Cristo, el Señor, nos ha enseñado:


Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra 

  como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación

y líbranos del mal.

Oración conclusiva

V.Dios todopoderoso, concede a quienes, alegrándonos en el Corazón de tu Hijo amado, recordamos los inmensos beneficios de su amor hacia nosotros, merecer recibir una inagotable abundancia de gracia de aquella fuente celestial de los dones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

R.Amén.

Conclusión

1.En la recitación individual, o si el que preside no es un ministro ordenado, se concluye:

V.El Señor nos bendiga, 

  nos guarde de todo mal

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

2.Si el que preside es un ministro ordenado, bendice al pueblo diciendo:

V.El Señor esté con vosotros.

R.Y con tu espíritu.

V.La paz de Dios, 

  que sobrepasa todo juicio, 

custodie vuestros corazones 

  y vuestros pensamientos 

en el conocimiento y el amor de Dios 

y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R.Amén.

V.Y la bendición 

  de Dios todopoderoso, 

Padre, Hijo

V.+

V.y Espíritu Santo,

descienda sobre vosotros 

  y os acompañe siempre.

R.Amén.

Si se despide a la asamblea se añade:

Podéis ir en paz.

R.Demos gracias a Dios.


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