Vísperas LUNES DE LA X SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

 LUNES DE LA X SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

Vísperas

Invocación inicial

V.Dios mío, ven en mi auxilio.

R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

Ahora que la noche es tan pura,

y que no hay nadie más que tú,

dime quién eres.


Dime quién eres y por qué me visitas,

por qué bajas a mí que estoy tan necesitado

y por qué te separas sin decirme tu nombre.


Dime quién eres tú que andas sobre la nieve;

tú que, al tocar las estrellas, las haces palidecer de hermosura;

tú que mueves el mundo tan suavemente,

que parece que se me va a derramar el corazón.


Dime quién eres; ilumina quién eres;

dime quién soy también, y por qué la tristeza de ser hombre;

dímelo ahora que alzo hacia ti mi corazón,

tú que andas sobre la nieve.


Dímelo ahora que tiembla todo mi ser en libertad,

ahora que brota mi vida y te llamo como nunca.

Sosténme entre tus manos; sosténme en mi tristeza,

tú que andas sobre la nieve. Amén.

Himno latino

Lúminis fons, lux et orígo lucis,

tu pius nostris précibus favéto,

luxque, peccáti ténebris fugátis,

   nos tua adórnet.


Ecce transáctus labor est diéi,

teque nos tuti sumus adnuénte;

en tibi grates ágimus libéntes

   tempus in omne.


Solis abscéssus ténebras redúxit:

ille sol nobis rádiet corúscus

luce qui fulva fovet angelórum

   ágmina sancta.


Quas dies culpas hodiérna texit,

Christus deléto pius atque mitis,

pectus et puro rútilet nitóre

   témpore noctis.


Laus tibi Patri, decus atque Nato,

Flámini Sancto párilis potéstas,

cuncta qui sceptro régitis suprémo

   omne per ævum. Amen.

Salmodia

Ant. 1. Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia.

Salmo 44

Las nupcias del Rey

¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo! (Mt 25, 6).

I


Me brota del corazón un poema bello,

recito mis versos a un rey;

mi lengua es ágil pluma de escribano.


Eres el más bello de los hombres,

en tus labios se derrama la gracia,

el Señor te bendice eternamente.


Cíñete al flanco la espada, valiente:

es tu gala y tu orgullo;

cabalga victorioso por la verdad y la justicia,

tu diestra te enseñe a realizar proezas.

Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,

se acobardan los enemigos del rey.


Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,

cetro de rectitud es tu cetro real;

has amado la justicia y odiado la impiedad:

por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido

con aceite de júbilo

entre todos tus compañeros.


A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,

desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,

de pie a tu derecha está la reina,

enjoyada con oro de Ofir.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia.

Ant. 2. ¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo!

II

Escucha, hija, mira: inclina el oído,

olvida tu pueblo y la casa paterna;

prendado está el rey de tu belleza:

póstrate ante él, que él es tu señor.

La ciudad de Tiro viene con regalos,

los pueblos más ricos buscan tu favor.


Ya entra la princesa, bellísima,

vestida de perlas y brocado;

la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,

la siguen sus compañeras:

las traen entre alegría y algazara,

van entrando en el palacio real.


«A cambio de tus padres, tendrás hijos,

que nombrarás príncipes por toda la tierra».


Quiero hacer memorable tu nombre

por generaciones y generaciones,

y los pueblos te alabarán

por los siglos de los siglos.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. ¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo!

Ant. 3. Cuando llegó el momento culminante, Dios recapituló todas las cosas en Cristo.

Cántico

Ef 1, 3-10

El Dios salvador

Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo

con toda clase de bienes espirituales y celestiales.


Él nos eligió en la persona de Cristo,

antes de crear el mundo,

para que fuésemos santos

e irreprochables ante él por el amor.


Él nos ha destinado en la persona de Cristo,

por pura iniciativa suya,

a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido

en su querido Hijo,

redunde en alabanza suya.


Por este Hijo, por su sangre,

hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia

ha sido un derroche para con nosotros,

dándonos a conocer el misterio de su voluntad.


Este es el plan

que había proyectado realizar por Cristo

cuando llegase el momento culminante:

recapitular en Cristo todas las cosas

del cielo y de la tierra.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cuando llegó el momento culminante, Dios recapituló todas las cosas en Cristo.

Lectura breve

1 Tes 2, 13


No cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la Palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como Palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.

Responsorio

V.Suba mi oración hasta ti, Señor.

R.Suba mi oración hasta ti, Señor.

V.Como incienso en tu presencia.

R.Hasta ti, Señor.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R.Suba mi oración hasta ti, Señor.

Cántico evangélico

Ant. Proclame siempre mi alma tu grandeza, oh Dios mío.

Magníficat

Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, 

  mi salvador;

porque ha mirado la humillación 

  de su esclava.


Desde ahora me felicitarán 

  todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho 

  obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.


Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.


Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

—como lo había prometido 

  a nuestros padres—

en favor de Abrahán 

  y su descendencia por siempre.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Proclame siempre mi alma tu grandeza, oh Dios mío.

Preces o intercesiones

V.Glorifiquemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor, y digámosle suplicantes:

R.Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

1.Señor Jesús, haz que todos los hombres se salven

y lleguen al conocimiento de la verdad.

R.Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

2.Guarda con tu protección al papa

N.y a nuestro obispo

N.,

ayúdalos con el poder de tu brazo.

R.Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

3.Ten compasión de los que buscan trabajo,

y haz que consigan un empleo digno y estable.

R.Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

4.Sé, Señor, refugio del oprimido

y su ayuda en los momentos de peligro.

R.Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

Antes de la petición por los difuntos pueden añadirse intenciones particulares que concluyen con la respuesta propuesta más arriba.

R.Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

5.Te pedimos por el eterno descanso de los que durante su vida ejercieron el ministerio para bien de tu Iglesia:

que también te celebren eternamente en tu reino.

R.Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

Oración dominical

V.Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:


Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra 

  como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación

y líbranos del mal.

Oración conclusiva

V.Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el trabajo que nosotros, tus pobres siervos, hemos realizado hoy, al llegar al término de este día, acoge nuestra ofrenda de la tarde, en la que te damos gracias por todos los beneficios que de ti hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

R.Amén.

Conclusión

1.En la recitación individual, o si el que preside no es un ministro ordenado, se concluye:

V.El Señor nos bendiga, 

  nos guarde de todo mal

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

2.Si el que preside es un ministro ordenado, bendice al pueblo diciendo:

V.El Señor esté con vosotros.

R.Y con tu espíritu.

V.La paz de Dios, 

  que sobrepasa todo juicio, 

custodie vuestros corazones 

  y vuestros pensamientos 

en el conocimiento y el amor de Dios 

y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R.Amén.

V.Y la bendición 

  de Dios todopoderoso, 

Padre, Hijo

V.+

V.y Espíritu Santo,

descienda sobre vosotros 

  y os acompañe siempre.

R.Amén.

Si se despide a la asamblea se añade:

Podéis ir en paz.

R.Demos gracias a Dios.


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