Completas LUNES DE LA X SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

 LUNES DE LA X SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

Completas

Invocación inicial

V.Dios mío, ven en mi auxilio.

R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Examen de conciencia

En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada, que en la celebración comunitaria puede desarrollarse como en el acto penitencial de la misa:

El que preside dice:

Hermanos: Llegados al fin de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos humildemente nuestros pecados.

Todos examinan en silencio su conciencia. Después se prosigue con una de las fórmulas siguientes:

I

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, 

  obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, 

  por mi gran culpa.


Por eso ruego a santa María, 

  siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos

y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, 

  nuestro Señor.

Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:

Dios todopoderoso 

tenga misericordia de nosotros, 

perdone nuestros pecados 

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

II

V.Señor, ten misericordia de nosotros.

R.Porque hemos pecado contra ti.

V.Muéstranos, Señor, tu misericordia.

R.Y danos tu salvación.

Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:

Dios todopoderoso 

tenga misericordia de nosotros,

perdone nuestros pecados 

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

III

V.Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.

R.Señor, ten piedad.

V.Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.

R.Cristo, ten piedad.

V.Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.

R.Señor, ten piedad.

Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:

Dios todopoderoso 

tenga misericordia de nosotros,

perdone nuestros pecados 

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

Himno

De la vida en la arena

me llevas de la mano

al puerto más cercano,

al agua más serena.

El corazón se llena,

Señor, de tu ternura;

y es la noche más pura

y la ruta más bella

porque tú estás en ella,

sea clara u oscura.


La noche misteriosa

acerca a lo escondido;

el sueño es el olvido

donde la paz se posa.

Y esa paz es la rosa

de los vientos. Velero,

inquieto marinero,

ya mi timón preparo

—tú el mar y el cielo claro—

hacia el alba que espero.


Gloria al Padre, y al Hijo,

y al Espíritu Santo. Amén.

Himno latino

I [II]

Te lucis ante términum,

rerum creátor, póscimus,

ut sólita cleméntia

sis præsul ad custódiam.


Te corda nostra sómnient,

te per sopórem séntiant,

tuámque semper glóriam

vicína luce cóncinant.


Vitam salúbrem tríbue,

nostrum calórem réfice,

tætram noctis calíginem

tua collústret cláritas.


Præsta, Pater omnípotens,

per Iesum Christum Dóminum,

qui tecum in perpétuum

regnat cum Sancto Spíritu. Amen.

II [II]

Christe, qui, splendor et dies,

noctis tenébras détegis,

lucísque lumen créderis,

lumen beátis praédicans,


Precámur, sancte Dómine,

hac nocte nos custódias;

sit nobis in te réquies,

quiétas horas tríbue.


Somno si dantur óculi,

cor semper ad te vígilet;

tuáque dextra prótegas

fidéles, qui te díligunt.


Defénsor noster, áspice,

insidiántes réprime,

gubérna tuos fámulos,

quos sánguine mercátus es.


Sit, Christe, rex piíssime,

tibi Patríque glória

cum Spíritu Paráclito,

in sempitérna saécula. Amen.

Salmodia

Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.

Salmo 85

Oración de un pobre ante las adversidades

Bendito sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas (2 Cor 1, 3. 4).


Inclina tu oído, Señor, escúchame,

que soy un pobre desamparado;

protege mi vida, que soy un fiel tuyo;

salva a tu siervo, que confía en ti.


Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,

que a ti te estoy llamando todo el día;

alegra el alma de tu siervo,

pues levanto mi alma hacia ti;


porque tú, Señor, eres bueno y clemente,

rico en misericordia con los que te invocan.

Señor, escucha mi oración,

atiende a la voz de mi súplica.


En el día del peligro te llamo,

y tú me escuchas.

No tienes igual entre los dioses, Señor,

ni hay obras como las tuyas.


Todos los pueblos vendrán

a postrarse en tu presencia, Señor;

bendecirán tu nombre:

«Grande eres tú, y haces maravillas;

tú eres el único Dios».


Enséñame, Señor, tu camino,

para que siga tu verdad;

mantén mi corazón entero

en el temor de tu nombre.


Te alabaré de todo corazón, Dios mío;

daré gloria a tu nombre por siempre,

por tu gran piedad para conmigo,

porque me salvaste del abismo profundo.


Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,

una banda de insolentes atenta contra mi vida,

sin tenerte en cuenta a ti.


Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,

lento a la cólera, rico en piedad y leal,

mírame, ten compasión de mí.


Da fuerza a tu siervo,

salva al hijo de tu esclava;

dame una señal propicia,

que la vean mis adversarios y se avergüencen,

porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.

Lectura breve

1 Tes 5, 9-10


Dios nos ha destinado a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo; él murió por nosotros, para que, despiertos o dormidos, vivamos con él.

Responsorio

V.A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R.A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V.Tú, el Dios leal, nos librarás.

R.Encomiendo mi espíritu.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R.A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Cántico evangélico

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Nunc dimittis

Lc 2, 29-32


Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz.


Porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado 

  ante todos los pueblos:


luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Oración

V.Oremos.

Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino, que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy, crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R.Amén.

Conclusión

Luego, incluso cuando reza el Oficio una sola persona, se dice la siguiente bendición:

El Señor todopoderoso 

nos conceda una noche tranquila 

y una muerte santa.

R.Amén.

Antífonas finales a la Santísima Virgen María

Después se canta o se dice una de las siguientes antífonas:

I [IV]

Dios te salve, Reina 

  y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra;

Dios te salve.


A ti llamamos los desterrados 

  hijos de Eva;

a ti suspiramos, gimiendo y llorando,

en este valle de lágrimas.


Ea, pues, Señora, abogada nuestra,

vuelve a nosotros esos tus ojos 

  misericordiosos,

y, después de este destierro,

muéstranos a Jesús, 

  fruto bendito de tu vientre.


¡Oh clementísima, oh piadosa, 

  oh dulce Virgen María!

II [IV]

Madre del Redentor, virgen fecunda,

puerta del cielo siempre abierta,

estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza

y quiere levantarse.


Ante la admiración de cielo y tierra,

engendraste a tu santo Creador,

y permaneces siempre virgen.


Recibe el saludo del ángel Gabriel,

y ten piedad de nosotros, pecadores.

III [IV]

Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve, raíz; salve, puerta,

que dio paso a nuestra luz.


Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, oh hermosa doncella,

ruega a Cristo por nosotros.

IV [IV]

Bajo tu protección nos acogemos,

santa Madre de Dios;

no deseches las súplicas

que te dirigimos 

  en nuestras necesidades;

antes bien, líbranos siempre 

  de todo peligro,

oh Virgen gloriosa y bendita.


Comentarios

Entradas populares