Completas MARTES DE LA XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

 MARTES DE LA XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

Completas

Invocación inicial

V.Dios mío, ven en mi auxilio.

R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Examen de conciencia

En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada, que en la celebración comunitaria puede desarrollarse como en el acto penitencial de la misa:

El que preside dice:

Hermanos: Llegados al fin de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos humildemente nuestros pecados.

Todos examinan en silencio su conciencia. Después se prosigue con una de las fórmulas siguientes:

I

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, 

  obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, 

  por mi gran culpa.


Por eso ruego a santa María, 

  siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos

y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, 

  nuestro Señor.

Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:

Dios todopoderoso 

tenga misericordia de nosotros, 

perdone nuestros pecados 

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

II

V.Señor, ten misericordia de nosotros.

R.Porque hemos pecado contra ti.

V.Muéstranos, Señor, tu misericordia.

R.Y danos tu salvación.

Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:

Dios todopoderoso 

tenga misericordia de nosotros,

perdone nuestros pecados 

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

III

V.Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.

R.Señor, ten piedad.

V.Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.

R.Cristo, ten piedad.

V.Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.

R.Señor, ten piedad.

Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:

Dios todopoderoso 

tenga misericordia de nosotros,

perdone nuestros pecados 

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

Himno

Tiembla el frío de los astros,

y el silencio de los montes

duerme sin fin (Solo el agua

de mi corazón se oye).


Su dulce latir, ¡tan dentro!,

calladamente responde

a la soledad inmensa

de algo que late en la noche.


Somos tuyos, tuyos, tuyos;

somos, Señor, ese insomne

temblor del agua nocturna,

más limpia después que corre.


¡Agua en reposo viviente,

que vuelve a ser pura y joven

con una esperanza! (Solo

en mi alma sonar se oye).


Gloria al Padre, gloria al Hijo,

gloria al Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos. Amén.

Himno latino

I [II]

Te lucis ante términum,

rerum creátor, póscimus,

ut sólita cleméntia

sis præsul ad custódiam.


Te corda nostra sómnient,

te per sopórem séntiant,

tuámque semper glóriam

vicína luce cóncinant.


Vitam salúbrem tríbue,

nostrum calórem réfice,

tætram noctis calíginem

tua collústret cláritas.


Præsta, Pater omnípotens,

per Iesum Christum Dóminum,

qui tecum in perpétuum

regnat cum Sancto Spíritu. Amen.

II [II]

Christe, qui, splendor et dies,

noctis tenébras détegis,

lucísque lumen créderis,

lumen beátis praédicans,


Precámur, sancte Dómine,

hac nocte nos custódias;

sit nobis in te réquies,

quiétas horas tríbue.


Somno si dantur óculi,

cor semper ad te vígilet;

tuáque dextra prótegas

fidéles, qui te díligunt.


Defénsor noster, áspice,

insidiántes réprime,

gubérna tuos fámulos,

quos sánguine mercátus es.


Sit, Christe, rex piíssime,

tibi Patríque glória

cum Spíritu Paráclito,

in sempitérna saécula. Amen.

Salmodia

Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

Salmo 142, 1-11

Lamentación y súplica ante la angustia

El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Gál 2, 16).


Señor, escucha mi oración;

tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;

tú, que eres justo, escúchame.

No llames a juicio a tu siervo,

pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.


El enemigo me persigue a muerte,

empuja mi vida al sepulcro,

me confina a las tinieblas

como a los muertos ya olvidados.

Mi aliento desfallece,

mi corazón dentro de mí está yerto.


Recuerdo los tiempos antiguos,

medito todas tus acciones,

considero las obras de tus manos

y extiendo mis brazos hacia ti:

tengo sed de ti como tierra reseca.


Escúchame en seguida, Señor,

que me falta el aliento.

No me escondas tu rostro,

igual que a los que bajan a la fosa.


En la mañana hazme escuchar tu gracia,

ya que confío en ti.

Indícame el camino que he de seguir,

pues levanto mi alma a ti.


Líbrame del enemigo, Señor,

que me refugio en ti.

Enséñame a cumplir tu voluntad,

ya que tú eres mi Dios.

Tu espíritu, que es bueno,

me guíe por tierra llana.


Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;

por tu clemencia, sácame de la angustia.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

Lectura breve

1 Pe 5, 8-9


Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle firmes en la fe.

Responsorio

V.A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R.A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V.Tú, el Dios leal, nos librarás.

R.Encomiendo mi espíritu.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R.A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Cántico evangélico

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Nunc dimittis

Lc 2, 29-32

Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz.


Porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado 

  ante todos los pueblos:


luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Oración

V.Oremos.

Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R.Amén.

Conclusión

Luego, incluso cuando reza el Oficio una sola persona, se dice la siguiente bendición:

El Señor todopoderoso 

nos conceda una noche tranquila 

y una muerte santa.

R.Amén.

Antífonas finales a la Santísima Virgen María

Después se canta o se dice una de las siguientes antífonas:

I [IV]

Dios te salve, Reina 

  y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra;

Dios te salve.


A ti llamamos los desterrados 

  hijos de Eva;

a ti suspiramos, gimiendo y llorando,

en este valle de lágrimas.


Ea, pues, Señora, abogada nuestra,

vuelve a nosotros esos tus ojos 

  misericordiosos,

y, después de este destierro,

muéstranos a Jesús, 

  fruto bendito de tu vientre.


¡Oh clementísima, oh piadosa, 

  oh dulce Virgen María!

II [IV]

Madre del Redentor, virgen fecunda,

puerta del cielo siempre abierta,

estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza

y quiere levantarse.


Ante la admiración de cielo y tierra,

engendraste a tu santo Creador,

y permaneces siempre virgen.


Recibe el saludo del ángel Gabriel,

y ten piedad de nosotros, pecadores.

III [IV]

Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve, raíz; salve, puerta,

que dio paso a nuestra luz.


Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, oh hermosa doncella,

ruega a Cristo por nosotros.

IV [IV]

Bajo tu protección nos acogemos,

santa Madre de Dios;

no deseches las súplicas

que te dirigimos 

  en nuestras necesidades;

antes bien, líbranos siempre 

  de todo peligro,

oh Virgen gloriosa y bendita.


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