Laudes VIERNES VISITACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, fiesta

 VIERNES VISITACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, fiesta

Laudes

Si las Laudes empiezan con el Invitatorio se omite la siguiente invocación y se dice el himno.

Invocación inicial

V.Dios mío, ven en mi auxilio.

R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno


Y salta el pequeño Juan

en el seno de Isabel.

Duerme en el tuyo Jesús.

Todos se salvan por él.


Cuando el ángel se alejó,

María salió al camino.

Dios ya estaba entre los hombres.

¿Cómo tenerle escondido?


Ya la semilla de Dios

crecía en su blando seno.

Y un apóstol no es apóstol

si no es también mensajero.


Llevaba a Dios en su entraña

como una preeucaristía.

¡Ah, qué procesión del Corpus

la que se inició aquel día!


Y, al saludar a su prima,

Juan en el seno saltó.

Que Jesús tenía prisa

de empezar su salvación.


Desde entonces, quien te mira

siente el corazón saltar.

Sigue salvando, Señora,

a quien te logre encontrar. Amén.

Himno latino

Véniens, mater ínclita,

cum Sancti dono Spíritus,

nos ut Ioánnem vísita

in huius carnis sédibus.


Procéde, portans párvulum,

ut mundus possit crédere

et tuæ laudis títulum

omnes sciant extóllere.


Salúta nunc Ecclésiam,

ut tuam vocem áudiens

exsúrgat in lætítia,

advéntum Chrísti séntiens.


María, levans óculos,

vide credéntes pópulos:

te quærunt piis méntibus,

his opem feres ómnibus.


O veræ spes lætítiæ,

nostræ portus misériæ,

nos iunge cæli cúriæ

ornátos stola glóriæ.


Tecum, Virgo, magníficat

ánima nostra Dóminum,

qui laude te nobílitat

et hóminum et caélitum. Amen.

Ant. 1. María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá.

Salmo 62, 2-9

El alma sedienta de Dios

Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.


Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,

mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti,

como tierra reseca, agostada, sin agua.


¡Cómo te contemplaba en el santuario

viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida,

te alabarán mis labios.


Toda mi vida te bendeciré

y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca,

y mis labios te alabarán jubilosos.


En el lecho me acuerdo de ti

y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio,

y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti,

y tu diestra me sostiene.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá.

Ant. 2. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre y se llenó Isabel del Espíritu Santo.

Cántico

Dan 3, 57-88. 56

Toda la creación alabe al Señor

Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5).


Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.


Ángeles del Señor, bendecid al Señor;

cielos, bendecid al Señor.


Aguas del espacio, bendecid al Señor;

ejércitos del Señor, bendecid al Señor.


Sol y luna, bendecid al Señor;

astros del cielo, bendecid al Señor.


Lluvia y rocío, bendecid al Señor;

vientos todos, bendecid al Señor.


Fuego y calor, bendecid al Señor;

fríos y heladas, bendecid al Señor.


Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;

témpanos y hielos, bendecid al Señor.


Escarchas y nieves, bendecid al Señor;

noche y día, bendecid al Señor.


Luz y tinieblas, bendecid al Señor;

rayos y nubes, bendecid al Señor.


Bendiga la tierra al Señor,

ensálcelo con himnos por los siglos.


Montes y cumbres, bendecid al Señor;

cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.


Manantiales, bendecid al Señor;

mares y ríos, bendecid al Señor.


Cetáceos y peces, bendecid al Señor;

aves del cielo, bendecid al Señor.


Fieras y ganados, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.


Hijos de los hombres, bendecid al Señor;

bendiga Israel al Señor.


Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;

siervos del Señor, bendecid al Señor.


Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.


Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.


Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,

ensalcémoslo con himnos por los siglos.


Bendito el Señor en la bóveda del cielo,

alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Al final de este cántico no se dice "Gloria al Padre".

Ant. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre y se llenó Isabel del Espíritu Santo.

Ant. 3. Dichosa tú, María, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Salmo 149

Alegría de los santos

Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio).


Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sion por su Rey.


Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes.


Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca

y espadas de dos filos en las manos:


para tomar venganza de los pueblos

y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas,

a los nobles con esposas de hierro.


Ejecutar la sentencia dictada

es un honor para todos sus fieles.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dichosa tú, María, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Lectura breve

Jl 2, 27-3, 1


Sabréis que yo estoy en medio de Israel, el Señor, vuestro Dios, el Único, y mi pueblo no será confundido jamás. Después de eso, derramaré mi Espíritu sobre toda carne: profetizarán vuestros hijos e hijas.

Responsorio

V.El Señor la eligió y la predestinó.

R.El Señor la eligió y la predestinó.

V.La hizo morar en su templo santo.

R.Y la predestinó.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R.El Señor la eligió y la predestinó.

Cántico evangélico

Ant. Cuando Isabel oyó el saludo de María, dijo a voz en grito: «¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?».

Benedictus

Lc 1, 68-79

El Mesías y Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado 

  y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación 

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.


Es la salvación que nos libra 

  de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

realizando la misericordia

que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró 

  a nuestro padre Abrahán.


Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.


Y a ti, niño, te llamarán profeta 

  del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.


Por la entrañable misericordia 

  de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cuando Isabel oyó el saludo de María, dijo a voz en grito: «¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?».

Preces para consagrar a Dios el día y el trabajo

V.Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:

R.Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

1.Oh Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente,

haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.

R.Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

2.Concédenos, Señor, imitar a María, tu madre, que escogió la mejor parte,

buscando el alimento que perdura hasta la vida eterna.

R.Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

3.Salvador del mundo, que, con la eficacia de tu redención, preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,

líbranos a nosotros de toda culpa.

R.Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

4.Redentor nuestro, que hiciste de la Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,

haz también de nosotros templos de tu Espíritu.

R.Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Pueden añadirse intenciones particulares que concluyen con la respuesta propuesta más arriba.

R.Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Oración dominical

V.Y ahora digamos todos juntos la oración que Cristo, el Señor, nos ha enseñado:


Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra 

  como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación

y líbranos del mal.

Oración conclusiva

V.Dios todopoderoso y eterno, que inspiraste a la bienaventurada Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, visitar a Isabel, concédenos que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos siempre cantar con ella tus maravillas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

R.Amén.

Conclusión

1.En la recitación individual, o si el que preside no es un ministro ordenado, se concluye:

V.El Señor nos bendiga, 

  nos guarde de todo mal

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

2.Si el que preside es un ministro ordenado, bendice al pueblo.

V.El Señor esté con vosotros.

R.Y con tu espíritu.

V.La bendición 

  de Dios todopoderoso, 

Padre, Hijo

V.+

V.y Espíritu Santo,

descienda sobre vosotros 

  y os acompañe siempre.

R.Amén.

Si se despide a la asamblea se añade:

Podéis ir en paz.

R.Demos gracias a Dios.

3.Se puede utilizar también la bendición solemne propia de la bienaventurada Virgen María en el tiempo ordinario.

V.El Señor esté con vosotros.

R.Y con tu espíritu.

V.El Padre misericordioso, por el gran amor que tuvo para con la Madre de su Unigénito, os conceda la salud del alma y del cuerpo.

R.Amén.

V.Jesucristo, el fruto bendito de la Virgen María, os conceda adornaros con las virtudes que os hacen más gratos a él.

R.Amén.

V.El Espíritu Santo, que descendió sobre la santísima Virgen, os conceda la alegría de la paz y os mantenga unidos en el seno de la Madre Iglesia.

R.Amén.

V.Y la bendición 

  de Dios todopoderoso, 

Padre, Hijo

V.+

V.y Espíritu Santo,

descienda sobre vosotros 

  y os acompañe siempre.

R.Amén.

Si se despide a la asamblea se añade:

Podéis ir en paz.

R.Demos gracias a Dios.


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