Segundas Completas XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Segundas Completas
Invocación inicial
V.Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Examen de conciencia
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada, que en la celebración comunitaria puede desarrollarse como en el acto penitencial de la misa:
El que preside dice:
Hermanos: Llegados al fin de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos humildemente nuestros pecados.
Todos examinan en silencio su conciencia. Después se prosigue con una de las fórmulas siguientes:
I
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra,
obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa,
por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María,
siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios,
nuestro Señor.
Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
II
V.Señor, ten misericordia de nosotros.
R.Porque hemos pecado contra ti.
V.Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.Y danos tu salvación.
Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
III
V.Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
V.Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R.Cristo, ten piedad.
V.Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R.Señor, ten piedad.
Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
Himno
I [II]
Gracias, porque al fin del día
podemos agradecerte
los méritos de tu muerte,
y el pan de la eucaristía,
la plenitud de alegría
de haber vivido tu alianza,
la fe, el amor, la esperanza
y esta bondad en tu empeño
de convertir nuestro sueño
en una humilde alabanza.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
II [II]
Nos cubren las tinieblas
con su intangible velo;
nos acosa la noche con sus ojos,
y reza el pensamiento.
Los astros en tus bóvedas,
Señor del universo,
vigilarán lo oscuro,
vigilarán el sueño.
Nosotros dormiremos. Amén.
Himno latino
I [II]
Te lucis ante términum,
rerum creátor, póscimus,
ut sólita cleméntia
sis præsul ad custódiam.
Te corda nostra sómnient,
te per sopórem séntiant,
tuámque semper glóriam
vicína luce cóncinant.
Vitam salúbrem tríbue,
nostrum calórem réfice,
tætram noctis calíginem
tua collústret cláritas.
Præsta, Pater omnípotens,
per Iesum Christum Dóminum,
qui tecum in perpétuum
regnat cum Sancto Spíritu. Amen.
II [II]
Christe, qui, splendor et dies,
noctis tenébras détegis,
lucísque lumen créderis,
lumen beátis praédicans,
Precámur, sancte Dómine,
hac nocte nos custódias;
sit nobis in te réquies,
quiétas horas tríbue.
Somno si dantur óculi,
cor semper ad te vígilet;
tuáque dextra prótegas
fidéles, qui te díligunt.
Defénsor noster, áspice,
insidiántes réprime,
gubérna tuos fámulos,
quos sánguine mercátus es.
Sit, Christe, rex piíssime,
tibi Patríque glória
cum Spíritu Paráclito,
in sempitérna saécula. Amen.
Salmodia
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90
“A la sombra del Omnipotente”
Os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones (Lc 10, 19).
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti».
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Nada más mirar con tus ojos,
verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Lectura breve
Ap 22, 4-5
Verán al Señor cara a cara y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá más noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol, porque el Señor Dios irradiará luz sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
Responsorio
V.A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.Encomiendo mi espíritu.
V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Cántico evangélico
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Nunc dimittis
Lc 2, 29-32
“Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel”
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado
ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Oración
V.Oremos.
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R.Amén.
Conclusión
Luego, incluso cuando reza el Oficio una sola persona, se dice la siguiente bendición:
El Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila
y una muerte santa.
R.Amén.
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
Después se canta o se dice una de las siguientes antífonas:
I [IV]
Dios te salve, Reina
y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados
hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
II [IV]
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
III [IV]
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve, raíz; salve, puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
IV [IV]
Bajo tu protección nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos
en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre
de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
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