Laudes SÁBADO DE LA X SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

SÁBADO DE LA X SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

Laudes

Si las Laudes empiezan con el Invitatorio se omite la siguiente invocación y se dice el himno.

Invocación inicial

V.Dios mío, ven en mi auxilio.

R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

Padre nuestro,

Padre de todos,

líbrame del orgullo

de estar solo.


No vengo a la soledad

cuando vengo a la oración,

pues sé que, estando contigo,

con mis hermanos estoy;

y sé que, estando con ellos,

tú estás en medio, Señor.


No he venido a refugiarme

dentro de tu torreón,

como quien huye a un exilio

de aristocracia interior.

Pues vine huyendo del ruido,

pero de los hombres no.


Allí donde va un cristiano

no hay soledad, sino amor,

pues lleva toda la Iglesia

dentro de su corazón.

Y dice siempre «nosotros»,

incluso si dice «yo». Amén.

Himno latino

Diéi luce réddita,

lætis gratísque vócibus

Dei canámus glóriam,

Christi faténtes grátiam,


Per quem creátor ómnium

diem noctémque cóndidit,

ætérna lege sánciens

ut semper succédant sibi.


Tu vera lux fidélium,

quem lex vetérna non tenet,

noctis nec ortu súccidens,

ætérno fulgens lúmine.


Præsta, Pater ingénite,

totum ducámus iúgiter

Christo placéntes hunc diem

Sancto repléti Spíritu. Amen.

Salmodia

Ant. 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

Salmo 91

Alabanza del Dios creador

Este salmo canta las maravillas realizadas en Cristo (S. Atanasio).


Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad,

con arpas de diez cuerdas y laúdes,

sobre arpegios de cítaras.


Tus acciones, Señor, son mi alegría,

y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,

qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende

ni el necio se da cuenta.


Aunque germinen como hierba los malvados

y florezcan los malhechores,

serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,

eres excelso por los siglos.


Porque tus enemigos, Señor, perecerán,

los malhechores serán dispersados;

pero a mí me das la fuerza de un búfalo

y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos despreciarán a mis enemigos,

mis oídos escucharán su derrota.


El justo crecerá como una palmera,

se alzará como un cedro del Líbano:

plantado en la casa del Señor,

crecerá en los atrios de nuestro Dios;


en la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es justo,

que en mi Roca no existe la maldad.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

Ant. 2. Dad gloria a nuestro Dios.

Cántico

Dt 32, 1-12

Beneficios de Dios para con su pueblo

¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! (Mt 23, 37).


Escuchad, cielos, y hablaré;

oye, tierra, los dichos de mi boca;

descienda como lluvia mi doctrina,

destile como rocío mi palabra;

como llovizna sobre la hierba,

como orvallo sobre el césped.


Voy a proclamar el nombre del Señor:

dad gloria a nuestro Dios.

Él es la Roca, sus obras son perfectas,

sus caminos son justos,

es un Dios fiel, sin maldad;

es justo y recto.


Hijos degenerados, se portaron mal con él,

generación malvada y pervertida.

¿Así le pagas al Señor,

pueblo necio e insensato?

¿No es él tu padre y tu creador,

el que te hizo y te constituyó?


Acuérdate de los días remotos,

considera las edades pretéritas,

pregunta a tu padre, y te lo contará,

a tus ancianos, y te lo dirán:


Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad

y distribuía a los hijos de Adán,

trazando las fronteras de las naciones,

según el número de los hijos de Dios,

la porción del Señor fue su pueblo,

Jacob fue el lote de su heredad.


Lo encontró en una tierra desierta,

en una soledad poblada de aullidos:

lo rodeó cuidando de él,

lo guardó como a las niñas de sus ojos.


Como el águila incita a su nidada,

revolando sobre los polluelos,

así extendió sus alas, los tomó

y los llevó sobre sus plumas.


El Señor solo los condujo,

no hubo dioses extraños con él.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dad gloria a nuestro Dios.

Ant. 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

Salmo 8

Majestad del Señor y dignidad del hombre

Todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo (Ef 1, 22).


Señor, dueño nuestro,

¡qué admirable es tu nombre

en toda la tierra!


Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho

has sacado una alabanza contra tus enemigos,

para reprimir al adversario y al rebelde.


Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,

la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,

el ser humano, para darle poder?


Lo hiciste poco inferior a los ángeles,

lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos,

todo lo sometiste bajo sus pies:


rebaños de ovejas y toros,

y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar,

que trazan sendas por el mar.


Señor, dueño nuestro,

¡qué admirable es tu nombre

en toda la tierra!


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

Lectura breve

Rom 12, 14-16a


Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad. Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde.

Responsorio

V.Te aclamarán mis labios, Señor.

R.Te aclamarán mis labios, Señor.

V.Mi lengua recitará tu auxilio.

R.Mis labios, Señor.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R.Te aclamarán mis labios, Señor.

Cántico evangélico

Ant. Guía nuestros pasos, Señor, por el camino de la paz.

Benedictus

Lc 1, 68-79

El Mesías y Precursor


Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado 

  y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación 

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.


Es la salvación que nos libra 

  de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

realizando la misericordia

que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró 

  a nuestro padre Abrahán.


Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.


Y a ti, niño, te llamarán profeta 

  del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.


Por la entrañable misericordia 

  de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Guía nuestros pasos, Señor, por el camino de la paz.

Preces para consagrar a Dios el día y el trabajo

V.Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que sufren, y supliquémosle insistentemente, diciendo:

R.Haznos perfectos en la caridad, Señor.

1.Al recordar esta mañana tu santa resurrección,

te pedimos, Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.

R.Haznos perfectos en la caridad, Señor.

2.Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano

y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre.

R.Haznos perfectos en la caridad, Señor.

3.Enséñanos, Señor, a descubrir tu imagen en todos los hombres

y a servirte a ti en cada uno de ellos.

R.Haznos perfectos en la caridad, Señor.

4.Oh Cristo, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos,

haz que permanezcamos en ti y demos fruto abundante, para que con ello reciba gloria Dios Padre.

R.Haznos perfectos en la caridad, Señor.

Pueden añadirse intenciones particulares que concluyen con la respuesta propuesta más arriba.

R.Haznos perfectos en la caridad, Señor.

Oración dominical

V.Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo, como nos enseñó Cristo:


Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra 

  como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación

y líbranos del mal.

Oración conclusiva

V.Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu honor; y, pues toda nuestra existencia es puro don de tu liberalidad, que también cada una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

R.Amén.

Conclusión

1.En la recitación individual, o si el que preside no es un ministro ordenado, se concluye:

V.El Señor nos bendiga, 

  nos guarde de todo mal

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

2.Si el que preside es un ministro ordenado, bendice al pueblo diciendo:

V.El Señor esté con vosotros.

R.Y con tu espíritu.

V.La paz de Dios, 

  que sobrepasa todo juicio, 

custodie vuestros corazones 

  y vuestros pensamientos 

en el conocimiento y el amor de Dios 

y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R.Amén.

V.Y la bendición 

  de Dios todopoderoso, 

Padre, Hijo

V.+

V.y Espíritu Santo,

descienda sobre vosotros 

  y os acompañe siempre.

R.Amén.

Si se despide a la asamblea se añade:

Podéis ir en paz.

R.Demos gracias a Dios.


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