Laudes SAN PABLO VI, papa, memoria libre

 SAN PABLO VI, papa, memoria libre

Laudes

Si las Laudes empiezan con el Invitatorio se omite la siguiente invocación y se dice el himno.

Invocación inicial

V.Dios mío, ven en mi auxilio.

R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor,

tuyas son la alabanza, la gloria y el honor;

tan solo tú eres digno de toda bendición,

y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.


Loado seas por toda criatura, mi Señor,

y en especial loado por el hermano sol,

que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor,

y lleva por los cielos noticia de su autor.


Y por la hermana luna, de blanca luz menor,

y las estrellas claras, que tu poder creó,

tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son,

y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!


Y por la hermana agua, preciosa en su candor,

que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor!

Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol,

y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado, mi Señor!


Y por la hermana tierra, que es toda bendición,

la hermana madre tierra, que da en toda ocasión

las hierbas y los frutos y flores de color,

y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!


Y por los que perdonan y aguantan por tu amor

los males corporales y la tribulación:

¡felices los que sufren en paz con el dolor,

porque les llega el tiempo de la consolación!


Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor!

Ningún viviente escapa de su persecución;

¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!

¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!


¡No probarán la muerte de la condenación!

Servidle con ternura y humilde corazón.

Agradeced sus dones, cantad su creación.

Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén.

Himno latino

Fulgéntis auctor aétheris,

qui lunam lumen nóctibus,

solem diérum cúrsibus

certo fundásti trámite,


Nox atra iam depéllitur,

mundi nitor renáscitur,

novúsque iam mentis vigor

dulces in actus érigit.


Laudes sonáre iam tuas

dies relátus ádmonet,

vultúsque cæli blándior

nostra serénat péctora.


Vitémus omne lúbricum,

declínet prava spíritus,

vitam facta non ínquinent,

linguam culpa non ímplicet;


Sed, sol diem dum cónficit,

fides profúnda férveat,

spes ad promíssa próvocet,

Christo coniúngat cáritas.


Præsta, Pater piíssime,

Patríque compar Únice,

cum Spíritu Paráclito

regnans per omne saéculum. Amen.

Salmodia

Ant. 1. Dios mío, mi corazón está firme. *

Salmo 107

“Alabanza al Señor y petición de auxilio”

Porque Cristo se ha elevado sobre el cielo, su gloria se anuncia sobre toda la tierra (Arnobio).


Dios mío, mi corazón está firme,

* para ti cantaré y tocaré, gloria mía.

Despertad, cítara y arpa;

despertaré a la aurora.


Te daré gracias ante los pueblos, Señor;

tocaré para ti ante las naciones:

por tu bondad, que es más grande que los cielos;

por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.


Elévate sobre el cielo, Dios mío,

y llene la tierra tu gloria;

para que se salven tus predilectos,

que tu mano salvadora nos responda.


Dios habló en su santuario:

«Triunfante, ocuparé Siquén,

parcelaré el valle de Sucot;


mío es Galaad, mío Manasés,

Efraín es yelmo de mi cabeza,

Judá es mi cetro;


Moab, una jofaina para lavarme; 

sobre Edom echo mi sandalia, 

sobre Filistea canto victoria».


Pero, ¿quién me guiará a la plaza fuerte,

quién me conducirá a Edom,

si tú, oh Dios, nos has rechazado

y no sales ya con nuestras tropas?


Auxílianos contra el enemigo,

que la ayuda del hombre es inútil.

Con Dios haremos proezas,

él pisoteará a nuestros enemigos.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dios mío, mi corazón está firme.

Ant. 2. El Señor me ha vestido un traje de gala y de triunfo.

Cántico

Is 61, 10-62, 5

“Alegría del profeta ante la nueva Jerusalén”

Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén..., arreglada como una novia que se adorna para su esposo (cf. Ap 21, 2).


Desbordo de gozo con el Señor,

y me alegro con mi Dios:

porque me ha vestido un traje de gala

y me ha envuelto en un manto de triunfo,

como novio que se pone la corona,

o novia que se adorna con sus joyas.


Como el suelo echa sus brotes,

como un jardín hace brotar sus semillas,

así el Señor hará brotar la justicia

y los himnos ante todos los pueblos.


Por amor de Sion no callaré,

por amor de Jerusalén no descansaré,

hasta que rompa la aurora de su justicia,

y su salvación llamee como antorcha.


Los pueblos verán tu justicia,

y los reyes tu gloria;

te pondrán un nombre nuevo,

pronunciado por la boca del Señor.


Serás corona fúlgida en la mano del Señor

y diadema real en la palma de tu Dios.


Ya no te llamarán «Abandonada»,

ni a tu tierra «Devastada»;

a ti te llamarán «Mi favorita»,

y a tu tierra «Desposada»,

porque el Señor te prefiere a ti,

y tu tierra tendrá marido.


Como un joven se casa con su novia,

así te desposa el que te construyó;

la alegría que encuentra el marido con su esposa,

la encontrará tu Dios contigo.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor me ha vestido un traje de gala y de triunfo.

Ant. 3. Alabaré al Señor mientras viva.

Salmo 145

“Felicidad de los que esperan en Dios”

Alabemos al Señor mientras vivimos, es decir, con nuestras obras (Arnobio).


Alaba, alma mía, al Señor:

alabaré al Señor mientras viva,

tañeré para mi Dios mientras exista.


No confiéis en los príncipes,

seres de polvo que no pueden salvar;

exhalan el espíritu y vuelven al polvo,

ese día perecen sus planes.


Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,

el que espera en el Señor, su Dios,

que hizo el cielo y la tierra,

el mar y cuanto hay en él;


que mantiene su fidelidad perpetuamente,

que hace justicia a los oprimidos,

que da pan a los hambrientos.


El Señor liberta a los cautivos,

el Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.


El Señor guarda a los peregrinos,

sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.


El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sion, de edad en edad.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Alabaré al Señor mientras viva.

Lectura breve

Dt 4, 39-40a


Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo.

Responsorio

V.Bendigo al Señor en todo momento.

R.Bendigo al Señor en todo momento.

V.Su alabanza está siempre en mi boca.

R.En todo momento.

V.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R.Bendigo al Señor en todo momento.

Cántico evangélico

Ant. Sirvamos con santidad al Señor, todos nuestros días.

Benedictus

Lc 1, 68-79

“El Mesías y Precursor”

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado 

  y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación 

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.


Es la salvación que nos libra 

  de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

realizando la misericordia

que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró 

  a nuestro padre Abrahán.


Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.


Y a ti, niño, te llamarán profeta 

  del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.


Por la entrañable misericordia 

  de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sirvamos con santidad al Señor, todos nuestros días.

Preces para consagrar a Dios el día y el trabajo

V.Cristo, reflejo de la gloria del Padre, nos ilumina con su palabra; acudamos, pues, a él, diciendo:

R.Rey de la gloria, escúchanos.

1.Bendito seas, Señor, que iniciaste y completas nuestra fe,

porque nos llamaste a salir de la tiniebla y a entrar en tu luz maravillosa.

R.Rey de la gloria, escúchanos.

2.Tú que abriste los ojos de los ciegos y diste oído a los sordos,

ayuda también nuestra falta de fe.

R.Rey de la gloria, escúchanos.

3.Haz, Señor, que permanezcamos siempre en tu amor,

y que este amor nos guarde fraternalmente unidos.

R.Rey de la gloria, escúchanos.

4.Ayúdanos para que resistamos en la tentación, aguantemos en la tribulación

y te demos gracias en la prosperidad.

R.Rey de la gloria, escúchanos.

Pueden añadirse intenciones particulares que concluyen con la respuesta propuesta más arriba.

R.Rey de la gloria, escúchanos.

Oración dominical

V.Dejemos que el Espíritu de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones, se una a nuestro espíritu, para clamar:


Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra 

  como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación

y líbranos del mal.

Oración conclusiva

V.Oh, Dios, que confiaste el cuidado de tu Iglesia al papa san Pablo, apóstol valiente del Evangelio de tu Hijo, concédenos que, iluminados por sus enseñanzas, podamos colaborar contigo para extender en el mundo la civilización del amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

R.Amén.

Conclusión

1.En la recitación individual, o si el que preside no es un ministro ordenado, se concluye:

V.El Señor nos bendiga, 

  nos guarde de todo mal

y nos lleve a la vida eterna.

R.Amén.

2.Si el que preside es un ministro ordenado, bendice al pueblo diciendo:

V.El Señor esté con vosotros.

R.Y con tu espíritu.

V.La paz de Dios, 

  que sobrepasa todo juicio, 

custodie vuestros corazones 

  y vuestros pensamientos 

en el conocimiento y el amor de Dios 

y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R.Amén.

V.Y la bendición 

  de Dios todopoderoso, 

Padre, Hijo

V.+

V.y Espíritu Santo,

descienda sobre vosotros 

  y os acompañe siempre.

R.Amén.

Si se despide a la asamblea se añade:

Podéis ir en paz.

R.Demos gracias a Dios.


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